Recuerdo, cuando era niño e iba a la escuela, que hubo una época de sequía que se
alargó durante bastantes meses. Aquello parecía que iba a durar para siempre. Un
día, no recuerdo a cuento de que, nuestro profesor de matemáticas dijo: “Pero ya
falta un día menos para que llueva”. Nos quedamos anonadados ante tal afirmación,
¿Acaso sabia nuestro profesor cuando iba a llover? Nos aclaró que no tenía ni idea
de cuando iba a llover, pero lo que era seguro es que llovería algún día y que cada
vez faltaba menos para que llegara ese día. El tema, básicamente, es que hay eventos
que van a suceder, tarde o temprano y que hay que estar preparados para ellos.
“Si funciona no lo toques”, es un refrán bastante popular y además es horrible,
promueve una filosofía de conformismo e incluso de cobardía ante el cambio. Me imagino
que funcionaria en algún momento, donde tu zona de confort sea enorme. En la actualidad,
y particularmente en nuestro negocio, las zonas de confort tienen a hacerse muy
pequeñas muy rápidamente.
¿Cuándo es el momento de “tocar” algo que funciona?, si crees que es “cuando no
funcione”, estas en un error, ese es el peor momento para plantearte cambios. Por
la misma circunstancia que “no funciona”, el objetivo, o la prioridad ya no es crear
ningún tipo de mejora, si no conseguir que el sistema siga funcionando.
¿Por qué dejo de funcionar un sistema? Generalmente por un cambio en el ambiente
en que se encuentra, ya sea un cambio tecnología o un cambio en el negocio. Con
independía del tipo de cambio, lo cierto es que nuestro sistema dejo de cumplir
nuestras necesidades, por lo menos durante un periodo crítico en el que ya no está
siendo productivo (y en el cual, nuestros competidores si lo son).
Es por eso que conviene “tocar” los sistemas cuando estos están funcionando, “Hay
que prepararse para la lluvia cuando hace sol”, de esta manera podemos realizar
las mejoras, cambios y adecuaciones a nuestros sistemas, en un momento donde nuestro
sistema está bien, y no debemos preocuparnos de no estar cumpliendo la producción
de nuestro negocio. Si alguno no sale bien, podemos regresarnos al momento donde
si funcionaba, porque tenemos esa libertad de movimiento al ser nosotros (y no un
factor externo), los generadores del movimiento del cambio.
Trabajando con antelación, podemos dedicar tiempo a las cosas “importantes” y no
perderlo en multitud de cosas “urgentes” que se acaban convirtiendo en una solución
temporal, sobre otra soluciones temporales.
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